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domingo, 7 de julio de 2013

Nazis en Canarias

Nazis en Canarias

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La pequeña tocaba el piano intentando que aquellos oficiales nazis no descubrieran su secreto. En un céntrico piso de Madrid en 1940, nuestra protagonista amenizaba con su música las reuniones de los militares alemanes de visita en España quienes, ajenos a la discreta testigo, conversaban sobre operaciones militares, estrategias y otros asuntos de su gobierno. Joachim von Ribbentrop, Ministro de Asuntos Exteriores, Albert Speer, arquitecto del Führer, y Wilhelm Canaris, Jefe de la Inteligencia Militar, solían frecuentar el lugar.

Aquel salón fue testigo de conversaciones por las que los aliados habrían pagado cualquier cifra. El secreto de la niña consistía en que entendía perfectamente el alemán, aprendido de su abuela austríaca. Muchos años después, ya anciana, los investigadores David Zurdo y Ángel Gutiérrez dieron con ella, rescatando de su memoria interesantes datos sobre aquel piso franco de los nazis en España. Entre lo que allí pudo escuchar destaca el relato sobre una expedición que los nazis preparaban a las Islas Canarias en busca de algún tipo de tesoro. En La Vida Secreta de Franco, los autores citan la anécdota, asegurando que se había fletado un submarino para realizar la misión, aunque lamentablemente la pista acaba ahí, sin posibilidad de seguirla, debido al carácter fortuito del comentario de los oficiales. La naturaleza del tesoro y los detalles de la supuesta expedición quedan en el ámbito de la especulación. No obstante, es un valioso dato que aporta una pieza más al rompecabezas de la intrahistoria del nazismo –en la que anidaron creencias ocultistas y empresas peregrinas– situando a Canarias en el tablero de ajedrez pangermanista del nacionalsocialismo.

Los guanches arios

Antes de sumergirnos en tan sugerente tema, debemos detenernos en el documentado interés que los nazis mostraron por los guanches, los antiguos pobladores de Canarias. Y es que, aunque la conquista de Canarias no concluyó hasta finales del siglo XV, desde al menos dos siglos antes se acumulaban las referencias sobre su existencia y las peculiaridades de sus pobladores. Los aborígenes canarios eran descritos en aquellas primeras noticias –como las aportadas por Giovanni Bocaccio– de manera un tanto romántica, realzando sus virtudes y poniendo de manifiesto su desconcertante refinamiento y desarrollo social y religioso, frente a las condiciones casi salvajes en las que se veían obligados a vivir por la limitación de recursos. Bocaccio explicó que eran de gran estatura, rubios y de ojos azules, estableciendo unos rasgos corroborados por otros cronistas en épocas posteriores y que, como el lector adivinará, se adaptan al prototipo ario que tanto codició Heinrich Himmler para las SS. Se trataba de una civilización desarrollada, a la que el medio natural había paralizado y hecho retroceder. Para cuando la arqueología y la antropología pusieron las cosas en su sitio, contextualizando estos rasgos predominantes dentro de otros mucho «más comunes», la figura del «buen salvaje» ya había cautivado a los estudiosos germanos, que no tuvieron reparo en adjudicarles un origen centroeuropeo, contemplándoles como descendientes de los pueblos que inspiraron la heroicidad de los mitos teutónicos.

Un papel destacado en esta vinculación entre guanches y germanos la estableció Franz von Löcher, escritor y viajero alemán que, por encargo de Luis II de Baviera, viajó a Canarias en 1873. Al más puro estilo de los nacionalistas que apenas dos décadas más tarde darían forma al movimiento ariosofista, del que se nutriría el ocultismo nazi, Löcher formuló en su libro Los germanos en las Islas Canarias (1886) la teoría de que los aborígenes isleños eran de origen germano y que, de hecho, guanches –o guarache como los cita– era una deformación del término wandches, que significa «vándalos».

Según su tesis, en el año 492 d.C. el pueblo de los Vándalos, de origen germano, ocupó el Norte de África conquistando Cartago y doblegando a los bizantinos. El general bizantino Belisario se tomó la revancha hacia el 533, aunque un nutrido grupo de vándalos logró escapar de las represalias. Parte de ellos se habrían establecido en el sur de Marruecos y el resto prosiguió su éxodo hasta alcanzar Canarias tras divisar el Teide. Su superioridad cultural y militar no encontró resistencia entre los nativos que ya habitaban las islas, imponiéndose también racialmente, aunque paulatinamente entrarían en retroceso, según Löcher, «al perder el uso de los metales y la construcción de embarcaciones (…). Su lengua se anquilosó y su cristianismo se deformó».

Ignoramos si su obra fue conocida por Hitler o los altos mandos del nazismo. Pero su difusión, en un momento en el que el pangermanismo nacionalista y la ariosofía cobraban fuerza, no debe ser despreciada y constituye un ejemplo del interés de los científicos alemanes de la etapa pre-nazi por la población prehispánica de Canarias. Además, sin ser un autor de culto, la obra de Löcher difícilmente podía haber pasado desapercibida, teniendo en cuenta que su obra más notable llevaba el título de La importancia del pueblo alemán en la historia universal. Un interés que también se dejaría notar, ya en plena gestación del nazismo y con una documentada influencia en el mismo, en la obra del historiador Gustav Kossina, quien apuntó la existencia de una gran oleada de pueblos indio-arios que a partir del tercer milenio a.C. habían dado origen a las culturas védica, zoroastrista, megalítica, griega y romana, ocupando el África bereber y alcanzando Canarias. Aunque su propuesta fue muy criticada, en torno a su figura se creó el Instituto Arqueológico de Marburg, que gozó de la simpatía del ideólogo nazi Alfred Rosemberg, por lo que no es descabellado pensar que, para entonces, Canarias empezara a ser un objetivo de interés en la búsqueda de los orígenes de la raza aria impulsada por la organización nazi Ahnenerbe o «Herencia de los ancestros».




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¿Un tesoro templario?
Al mismo tiempo, los raciólogos alemanes fijaron su atención en los guanches a través de personajes como el antropólogo Eugen Fischer, quien en los años veinte se interesó por los aborígenes canarios, estudiando sus vestigios y rastreando la supervivencia de los rasgos físicos en la población de la época. Fischer, utilizado como fuente esencial por Hitler en su Meinf Kampf, escribió sobre los guanches: «son rostros de ángulo facial muy abierto, pómulos prominentes y base de la nariz algo hundida, de tipos de huesos bastos y de gran estatura, que se distinguen perfectamente de las razas mediterráneas». Su trabajo abriría el camino al etnólogo austríaco Josef Dominik Wölfel y a la antropóloga Ilse Schwidetzky, quien estudió los restos óseos y la población viva de las islas, corroborando la pervivencia racial entre los campesinos, conclusiones que coinciden con los planteamientos de los grupos völkisch, que veían en el campesinado alemán a los auténticos guardianes de la pureza aria.

Schwidetzky, cuyo retrato ocupa un destacado lugar junto al de Fischer entre los pioneros de la investigación de los guanches en las salas del Museo Arqueológico de Tenerife, mantuvo durante su juventud una colaboración con las publicaciones raciales cercanas al nazismo. La duda radica en saber si éstos y otros estudiosos acudieron a Canarias financiados por entidades nazis o si este movimiento simplemente se aprovechó de su trabajo, descontextualizándolo a su favor como hizo con otros estudios.

En cualquier caso, resulta sugerente que los antropólogos alemanes fijaran su atención en la tipología racial de los guanches, desde antaño descritos con los rasgos del ideal de hombre ario y, simultáneamente, los grupos ocultistas ariosóficos de los que surge parte del nazismo comenzaran a reescribir la historia germana, idealizando a sus antepasados y a sus dirigentes a rastrear los vestigios allí donde fuera necesario y a recuperar su raza, que consideraban divina.
Un dato más: la supuesta vinculación de Canarias con la mítica Atlántida. Si los ocultistas nazis –y líderes como Hess, Himmler o Rosenberg– estaban convencidos del origen atlante de los arios y no descartaban la posibilidad de su supervivencia en lugares aislados ¿no implicaba esto un motivo más para buscar en Canarias?

Como se explica en otro artículo de este dossier, en 1938 el naturalista Ernst Schäfer, acompañado por el doctor Bruno Berger, buscó en el Tíbet a los ancestros de la raza aria. ¿Qué les habría impedido hacer lo mismo en Canarias? En las inmediaciones del Tíbet los ocultistas nazis también ubicaron ciudades o reinos subterráneos, que buscaron siguiendo los testimonios de quienes aseguraron haber estado en ellos. Curiosamente, en el Barranco de Badajoz, en Güímar, se sitúa un relato apócrifo sobre una expedición alemana que buscó en las entrañas de este enclave mágico la entrada a una ciudad subterránea. ¿Se podría estar refiriendo el relato de la niña con la que comenzamos este artículo a esta supuesta expedición? Es imposible saberlo, como también lo es saber sí el tesoro tenía algo que ver con unas cuartetas de Nostradamus que, presumiblemente, aluden a un tesoro en Canarias vinculado con los templarios: «Puesto tesoro Temple, ciudadanos hespéricos / en aquel retirado lugar secreto / el Temple abrir… (…) Debajo dencina Guien, del cielo cortado, no lejos de allí está escondido el tesoro que durante largos siglos había sido amontonado».

Está documentado el interés nazi por las profecías del médico francés, así como la obsesión por templarios, teutones y otras órdenes de caballería pero ¿se referían estas cuartetas a un tesoro oculto por los templarios en Canarias? La pregunta más intrigante sigue sin respuesta: ¿encontraron los nazis los que buscaban en las islas?

Canarios en Gettysburg

Canarios en Gettysburg

Del 1 al 3 de julio de 1863 se libró la terrible batalla de Gettysburg. Recordamos a nuestros paisanos en la contienda

Héroes españoles en la Guerra Civil americana
Quizá no se sabían la letra entera de «Dixie», quizá todavía hablaban mejor en el español de sus bisabuelos que en inglés, quizá el uniforme gris de la Confederación les venía demasiado estrecho, pero hubo un puñado de españoles que se batieron el cobre y dieron su sangres en la terrible Guerra Civil americana. Incluso hasta hubo algún héroe en Gettysburg, como el soldado de la Unión Francisco Navarrete, que arrebató una bandera a los sudistas, sin que por ello, no se sabe aún por qué motivo, fuera condecorado.

Organización

Pero puestos a organizarnos, quizá sea mejor empezar por otros nombres que sin ser plenamente españoles sí guardaban alguna relación con nuestra Patria. Para empezar, uno de los grandes militares de la Unión, el almirante David G. Farragut, procedente de una familia menorquina. O el mismísimo general George Gordon Meade, que derrotó a Lee en Gettysburg, que casualmente había nacido en Cádiz. O el general confederado James Johnston Pettigrew, un apasionado de nuestro país que escribió un libro titulado «España y los españoles». Nos tenía por gente «entrañable, caballerosa y valiente».
Pero, vuecencias aparte, hora es ya de ir hablando de la tropa. Y de dar las gracias a quien nos han puesto en este camino, como el comandante de ingenieros José Enrique López Jiménez, autor de un fantástico artículo sobre el tema en la revista «Ejército», en su número 791, de marzo de 2007. O los interesantísimos blogs de Jesús Hernández(experto en esta contienda, autor del libro «Norte contra sur. Historia total de la Guerra de Secesión»). O los también apasionados argumentos de Isadora Rowina Elliott
Por razones mayormente geográficas más que ideológicas, la mayoría de nuestros paisanos que combatieron en aquella terrible guerra lo hicieron con la Confederación, con los rebeldes. Al fin y al cabo, varios de los estados sudistas como la Luisiana y la Florida tenían entre sus habitantes a muchos descendientes de españoles, muy en especial de gente llegada desde las Islas Canarias. 
Héroes españoles en la Guerra Civil americana
Cartel de alistamiento del 39º de Nueva York

En el momento de la batalla, aquellos españoles se unieron a sus vecinos, como es habitual. Sin embargo, también hubo gente nuestra entre las tropas azules de la Unión. Especialmente en el 39º Regimiento de Nueva York, conocido como la Guardia Garibaldi, pues además de usar camisas rojas como los partisanos garibaldianos tenían al revolucionario italiano entre sus héroes. Aquel regimiento estaba formado por gran parte de inmigrantes que ya en aquellos años llegaban en mansalva a la isla de Ellis, en Nueva York. El uniforme que gastaban era también de aires italianos, pues era calcado del que usaban los bersaglieri, con su sombrero de plumas incluido.

Los héroes de la Luisiana

En el sur, la mayor parte de nuestra tropae se alistó en el 10º Regimiento de Luisiana (también estuvieron en el 13º, con su uniforme de zuavos), y cabe aquí recordar un libro importante sobre ellos, «Legión extranjera de Lee», de Tom Brooks. Y eran tipos como Gustavo López, de Nueva Orleans; Pedro Barau, también de Nueva Orleans, alistado en en los Rebeldes de Luisiana, fue hecho prisionero y acabaría jurando lealtad a la Unión; Alejandro Berthancourt (típìco apellido canario), igualmente de Nueva Orleans, murió en Gettysburg; Juan Basco de los Rangers de Orleans; Pedro Bellory; Antonio Campos, igualmente de Nueva Orleans, desaparecido en combate; Manuel Castaño, desaparecido en combate; Antonio de León; Juan Fernández, después de ser hecho prisionero juró lealtad a la Unión; Juan Gutiérrez, Juan Lemán (perdió el brazo derecho en Gettysburg)...
Héroes españoles en la Guerra Civil americana
Bandera del 10º Regimiento de Luisiana

Pero hubo más españoles, allá en tierra más o menos extraña. Como el Regimiento de Cazadores Españoles de la Milicia de Infantería de Nueva Orleáns; la Guardia Española o Southern Star Guards, del 21 Regimiento de Infantería de Alabama. O en los texanos de los Partisanos de Benavides, una tropa cuajada de canarios de la zona de San Antonio de Béjar; o el 8º Regimiento de Infantería de Florida. Los mandaba el texano Santos Benavides, nieto del fundador de Laredo.
A miles de kilómetros de la que fue la patria de sus abuelos, nuestros paisanos, como siempre, nunca dejaron de dar la cara en una guerra terrible, considerada la primera guerra moderna, una contienda que ya sabemos que también está regada con sangre española.

Las islas

Las islas

 
 Islas Canarias
Ordenadas de oeste a este, las Islas Canarias son El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Al norte de esta última se encuentra el Archipiélago Chinijo, en donde encontraremos la isla de La Graciosa. El islote de Lobos se halla al norte de Fuerteventura.

El Hierro

 
 El Hierro, en un día sin nubes, con el valle de El Golfo, al Noroeste.
El Hierro es la isla más occidental del archipiélago, y entre las islas principales, es la más pequeña, con 268,71 km², y la menos poblada, con 10.960 habitantes.17 Su capital es Valverde (4.995 habitantes). Toda la isla fue declarada Reserva de la Biosfera en 2000.18 Es conocida por sus ejemplares de sabina inclinados por el viento; por el antiguo Garoé o Árbol Santo; por sus lagartos gigantes, y porque en el pasado el meridiano 0º tomaba como referencia la Punta de Orchilla,19 situada en el oeste de la isla. Desde el siglo XVIII, se viajaba a esta isla para tomar las aguas curativas del Pozo de Sabinosa, o Pozo de la Salud.20 Aquí nació la cantadora y tamborilera Valentina la de Sabinosa, figura del folclore canario. La isla también destaca por sus fondos marinos y sus centros de buceo. Entre octubre de 2011 y marzo de 2012 tuvo lugar una erupción submarina, ya concluida.21 El cono volcánico submarino se encuentra a 88 metros de profundidad, cerca de la localidad de La Restinga, en el Mar de las Calmas. La erupción de El Hierro fue noticia en todos los medios de comunicación.

La Palma

 
 Vista satelital de La Palma. En su centro puede apreciarse el cráter de la Caldera de Taburiente.
La Palma, con 87.324 habitantes,17 sus 708,32 km² son en su totalidad Reserva de la Biosfera.22 Ha tenido actividad volcánica reciente, apreciable en el volcán Teneguía, que entró en erupción por última vez en 1971.23 Además, es la segunda isla más alta de Canarias, con el Roque de los Muchachos (2.426 metros) como punto más elevado.24 Este pico se halla en los límites del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, y en sus inmediaciones está emplazado el Observatorio del Roque de los Muchachos del Instituto de Astrofísica de Canarias: en él se encuentra el Gran Telescopio Canarias, que con su espejo principal de 10,40 m de diámetro se cuenta entre los telescopios ópticos más grandes del planeta.25 Por su exuberante vegetación, La Palma es conocida también como la "Isla Bonita".26 Su capital es Santa Cruz de La Palma (13.842 en la capital, 17.084 habitantes en el municipio), ciudad donde tiene su sede el Diputado del Común del Parlamento de Canarias (cargo equivalente al Defensor del Pueblo, pero a nivel autonómico), y el municipio más poblado es Los Llanos de Aridane (20.766 habitantes)

La Gomera

 
 La Gomera. La masa forestal del centro corresponde al Parque Nacional de Garajonay.
La Gomera tiene una superficie de 369,76 km² y es la segunda isla menos poblada de las siete mayores, con 22.776 habitantes.17 Geológicamente es una de las más antiguas del archipiélago. La capital insular es San Sebastián de La Gomera (8.965 habitantes). En La Gomera se encuentra el Parque Nacional de Garajonay, declarado por la Unesco en 1986 Patrimonio de la Humanidad,27 que representa un buen ejemplo de bosque de laurisilva. La isla fue el último territorio que tocó Cristóbal Colón antes de llegar a América en su viaje de descubrimiento de 1492: por ello es también conocida como la "Isla Colombina".

Tenerife

 
 La isla de Tenerife. En su centro se alza el pico del Teide.
Tenerife es la isla más extensa de Canarias, con una superficie de 2.034,38 km².28 Además, es la más poblada del archipiélago, con 906.854 habitantes y una densidad de población de 445 hab./km²,17 y la isla más poblada de España. Los municipios más poblados de la isla son Santa Cruz de Tenerife (222.643 habitantes), San Cristóbal de La Laguna (152.222 habitantes) y Arona (79.377 habitanes). La ciudad de Santa Cruz de Tenerife (165.315 habitantes)29 es sede del Parlamento de Canarias, Capitanía General de Canarias y del Cabildo de Tenerife. Es además la ciudad más poblada del municipio y de la provincia y capital insular, provincial y de la Comunidad Autónoma de Canarias conjuntamente con Las Palmas de Gran Canaria. La ciudad de La Laguna (32.078 habitantes)30 es la segunda más poblada de la isla y tercera del archipiélago, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco,31 y en ella tiene sede la Universidad de La Laguna. Destacan también, por su importancia turística, otros cuatro municipios: La Orotava, Puerto de la Cruz en el norte, y Arona y Adeje en el sur. Hay que citar además la Villa Mariana de Candelaria, donde se encuentra la imagen de Virgen de Candelaria, Patrona del Archipiélago Canario.32 La patrona de la Diócesis Nivariense (que engloba la provincia de Santa Cruz de Tenerife) es la Virgen de los Remedios, que se venera en La Laguna. Tenerife es conocida, en virtud de su clima, como "la isla de la eterna primavera", y cuenta con diversas playas de arena fina oscura volcánica y diversos parques naturales.33 Entre otros espacios naturales protegidos, alberga el Parque Nacional del Teide, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco:34 en él se encuentra el pico del Teide, que con sus 3.718 msnm24 representa el techo de España y el tercer volcán más grande del mundo desde su base.35 La isla es conocida internacionalmente por su carnaval considerado el segundo más importante del mundo.36 37

Gran Canaria

 
 Gran Canaria, con la península de La Isleta en su extremo nororiental.
Gran Canaria es la isla más poblada de la provincia de Las Palmas y la isla más densamente poblada de Canarias,38 con 845.676 habitantes.17 La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria es la capital de la isla, sede de la Delegación del Gobierno y del Cabildo de Gran Canaria, y comparte la capitalidad de Canarias con Santa Cruz de Tenerife. Además, con 383.308 habitantes es la urbe más poblada del archipiélago, así como de la novena de España. Otras localidades importantes de la isla son Telde, Vecindario (en el sureste), Arucas y Gáldar (en el norte). En Teror se encuentra la imagen de la Virgen del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias (que engloba la provincia de Las Palmas)39 y en la ciudad de Las Palmas se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de la Portería Coronada, que es la imagen más venerada y de mayor arraigo y devoción de la ciudad capitalina.40 41 Siendo el turismo la principal actividad económica de la isla, los principales núcleos turísticos se encuentran en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Mogán. La isla, con 1.560,1 km², tiene una forma circular y muy montañosa. En su macizo central destacan el Roque Nublo (1.813 m) y el Pico de las Nieves (1.949 m),24 mayor altura de la isla. Cuenta con 33 espacios protegidos que corresponden con un 43% de la superficie insular, de entre ellos destacan representaciones de pinar canario bien conservadas como el Parque Natural de Tamadaba (pinar húmedo) y el Parque Natural de Pilancones (pinar seco). Además, aproximadamente una tercera parte del territorio insular y una franja marina del suroeste de la isla han sido catalogadas por la Unesco como Reserva de la Biosfera.42 Por su variedad de paisajes, Gran Canaria es conocida como "Un continente en miniatura".43 En ella podemos encontrar desde paisajes verdes en el norte hasta paisajes desérticos en el sur sin recorrer grandes distancias. Cuenta con diversas playas de arena dorada y fina como las de Maspalomas, Playa del Inglés o Las Canteras. En la playa de Pozo Izquierdo se celebra anualmente una de las pruebas del mundial de windsurf de la PWA.44 En los diferentes municipios de la isla se celebran las fiestas de Carnaval destacando el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria por ser uno de los más importantes de España y del mundo.45

Fuerteventura

 
 Fuerteventura, la isla más próxima a África y la pequeña Isla de Lobos.
Fuerteventura, con una superficie de 1.659 km², es la segunda isla más extensa del archipiélago, después de Tenerife, y la segunda más oriental. Al ser una de las más antiguas geológicamente, está más erosionada: su techo es el Pico de la Zarza, con 807 m de altura.24 El istmo que une la península meridional de Jandía con el resto de la isla hace que ésta tenga forma de bota. Al norte se halla el parque natural de las Dunas de Corralejo. En la última década, gracias al aumento del turismo (destacando Corralejo al norte y Punta de Jandía al sur), Fuerteventura ha experimentado un notable aumento de población: en 2010 es de 103.492 habitantes.17 La capital es Puerto del Rosario, con 28.911 habitantes46 (35.667 habitantes en el término municipal).17 Otras poblaciones importantes son Corralejo, El Cotillo, Gran Tarajal, Tuineje, Morro Jable y Jandía. A unos 2 km al noreste de la isla se encuentra el islote de Lobos, de unos 4,5 km2, que pertenece al parque natural de las Dunas de Corralejo (Fuerteventura). El 26 de mayo de 2009 la isla fue declarada por la UNESCO, Reserva de la Biosfera.

Lanzarote

 
 Lanzarote, con el Archipiélago Chinijo al norte.
Lanzarote es la isla más oriental y la más antigua del archipiélago, aunque con una actividad volcánica reciente. Tiene una superficie de 845,94 km²,47 y una población de 141.437 habitantes.17 La capital es Arrecife, con 58.156 habitantes. Destacan los volcanes de Timanfaya, que dan nombre al Parque Nacional de Timanfaya, producto de las erupciones ocurridas entre 1730 y 1736. El punto más alto son las Peñas del Chache, en el Macizo de Famara, con 670 metros.24 Toda la isla fue declarada Reserva de la Biosfera en 1993.48 La principal actividad económica es el turismo, que comenzó a desarrollarse en los años 60 y 70 del siglo XX. En la isla nació el arquitecto y artista César Manrique, entre cuyas obras se encuentran los Jameos del Agua, el Jardín de Cactus y el Mirador del Río.

Archipiélago Chinijo

Las islas e islotes del Archipiélago Chinijo (La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste) están localizados al norte de Lanzarote. Las gobierna el Cabildo de Lanzarote y dependen administrativamente del municipio de Teguise. La isla de La Graciosa es la mayor con unos 29 km² y la única habitada. Su población es de alrededor de 700 habitantes, la cual la convierte en la isla menos poblada de las Canarias (mientras que de las siete islas mayores El Hierro es la menos habitada). La capital insular es Caleta de Sebo, con más de 600 habitantes.

  Mapa de las islas Canarias.